AL ABRIGO DE UN CAFÉ
¡Cuánta tristeza
hay en la tierra!
nos ha alcanzado
una pandemia.
Y la humanidad
a cierta esperanza se aferra.
Sin embargo
la angustia inclemente
en las naciones crece.
En mi ciudad ya el frío avanza,
pues el otoño reina
y su vaho de niebla nos lanza.
Las calles por las noches
son un desierto,
ya no existe vida nocturna.
Ya todo parece muerto.
Quizás sólo en los hogares
las familias se reúnen
al abrigo de un café selecto.
INGRID ZETTERBERG