ÁRBOL ENJUTO
Desnudas ramas,
como negras manos
crispadas
hacia el azul cielo.
Tu cansancio de siglos
yo presiento.
Soledad de pájaros
ausentes
te dejó el invierno,
hojas que como lágrimas
secretas, fluyeron.
Árbol enjuto,
despojado de la vida,
hoy te inclinas
y saboreas el silencio
del mar de escarcha
que te azota
con el viento.
Mañana
habrá un derroche
de eneros
entre tus ramas dolidas
y volverán a poblarte
las hojas
entre soles benévolos.
INGRID ZETTERBERG
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