lunes, 21 de febrero de 2022

Se quisieran tantas cosas

 


SE QUISIERAN TANTAS COSAS

En mí habita una tristeza
con aroma a geranios,
y la vida me ofrece
un pan a solas,
madrugadas silentes
que besan
la orilla de mi alma
que desmaya en soledad.

Nadie sabe de mis horas,
se quisiera tocar
las puertas de los ausentes,
y llamarlos
en susurros de angustia;
pero me quedo anclada
al latir de mi pecho,
que implora por alguna voz
en el nacer del alba.

Segundero de mi existir
que quisiera detenerse
y no marcar el compás
de una noche más.

Dolor de no saber.
De no tener noticias
del mañana,
de auscultar el horizonte
que me devuelve el silencio
de una voz que invoco
y que no vuelve.

Y un pan a solas
en medio del pesar,
migajas de compasión
y otro día igual,
discurriendo incesante
como un río
con las mismas aguas,
remedando el sonido
del ayer.

Se quisiera en esta mañana
desnudar de esta tristeza, el alma.

INGRID ZETTERBERG

miércoles, 16 de febrero de 2022

Mi soledad


MI SOLEDAD

Caminando
por las cercanías
de la muerte,
me he sentado a conversar
con mi soledad.

Les he dicho a todos
los que un día me obsequiaron
dibujos de fantasía
y ternura,
les he dicho a todos
los que un día me escribieron
apresuradas líneas
de esperanza,
que no me llamen.

Que ya se hizo tarde
en mi noche
a plena luz del alba,
que ya no acepto sonrisas,
que la vida es una farsa.

Déjenme amar mi soledad,
que es la única que me abraza
y no me miente,
se diría que me añora...

INGRID ZETTERBERG
 

domingo, 13 de febrero de 2022

¿Qué es el azul?

 

¿QUÉ ES EL AZUL?

Es el enigma del cielo,
es la plumita del pájaro cantor,
que trajo la brisa
hacia mis manos.

Es la flor encendida
que coloqué en mis cabellos,
es la cinta de mi sombrero.

El azul es de mis versos
el misterio.

Es el manto que me cubre
en una noche estival.
¿Qué es el azul?
Es el océano insondable,
es la alborada que canta
con renovada ilusión.

INGRID ZETTERBERG

Amándonos

 


AMÁNDONOS


Si no podemos
construir los dos
esa morada de promesas,
en vano hemos sufrido,
en vano hemos llegado
a esta hora del camino.

Si no podemos formar
con tus manos callosas,
y mis manos de poeta
esa puerta tallada
de ilusiones,
en vano hemos vivido
en tinieblas.

Si no podemos alcanzar
juntos
las altas columnas blancas
de nuestra paz,
en vano hemos preparado
la senda.

Pero mi fe me dicta
que forjaremos
el amor,
que llenará
nuestros balcones,
como otras tantas vides
rebosantes
de uvas frescas.

Como otras tantas hiedras
salpicadas
de primavera,
y estaremos
en lo tibio de la noche,
amándonos
tras las murallas
de nuestra nueva casa.

INGRID ZETTERBERG

Año 2,005
Cuando aún yo guardaba
tristes esperanzas de
lo que nunca fue.

sábado, 12 de febrero de 2022

Tu tristeza



TU TRISTEZA

César Vallejo, hermano,
¿A dónde fue tu tristeza?
¿Qué melancolía bohemia
llenaba tu alma, allá en París?

Hoy quizás andas
en tus pasos remotos,
cruzando callejas y cementerios,
y ya nadie
pregunta por ti.

Hoy te has ido lento
escabullendo en este invierno
entre las letras
que te nombran,
César Vallejo, hermano,
ya tu esfumada tristeza
es una sombra.

Ya tus patios
de otoño y aromas,
hieden a soledad,
pues se quedaron
sin tus pasos.

Y tu dolor callado
está en tu sien oscurecida,
y en tu extraña muerte
de sogas y palos
al despuntar el alba de tus poesías.

César Vallejo, hermano,
hoy te recuerdo en tu huerto cerrado,
donde ya las flores heridas
(tu sepulcro no visitan)
y se ha cansado
tu corazón a solas.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado al insigne poeta peruano
César Vallejo
 

viernes, 11 de febrero de 2022

En mi soñar

 

EN MI SOÑAR

Niño de mi soñar
aún te meces en mi recuerdo
a pesar de tu ausencia eterna...
Te fuiste a morar en el silencio
sin ofrendarme
lo que guardabas
en tus manitos secretas.
Tu risa fresca y sonora
se quebró entre campanillas blancas.
Quizás tu almita descansa
en el regazo de la luna
o entre brisas perfumadas.

Yo te esperaba
entre mantitas de suave lana
y te arrullaba en mi soñar,
pero no llegaste a mis brazos
que ya te amaban.
Niño del cielo algodonado
de mi cansada alma;
aún revoloteas
cual mariposa azulada
por los jardines soñolientos
de mi desolada estancia.

INGRID ZETTERBERG

(Inspirado en la imagen)

El lado oscuro de la mujer




 EL LADO OSCURO DE LA MUJER


Oh mujer, que fuiste creada
para dar vida y sanar el dolor
con ese don maternal
que fue sembrado en ti
como una semillita del más puro amor,
con la esperanza
de que fuera creciendo
hasta llenar tu seno palpitante,
cual una flor.

Esa es la faceta de luz
que se fue apagando en ti,
cuando descubriste en plena juventud
tus pechos turgentes
y la curva de tus caderas;
mientras lo angosto de tu cintura
cimbreabas ante los hombres
que pasaban por las aceras.

Oh mujer, que vendiste tu cuerpo
por unas tristes monedas
y ofreciste tu desnudez
a hombres insanos
sedientos de lujuria y de placer.

Pero nunca pensaste
que fruto de aquella desfachatez
albergarías en tu vientre
a un inocente ser;
que venía de lejanas constelaciones
a anidar en secreto
en lo hondo de tu cuerpo.

Y la voluntad del Creador
fue tejiendo en silencio
sus diminutos ojos
y las manitos más tiernas
en el nido acuoso de tu matriz.

Pero tú, oh mujer,
insensible a su incipiente vivir,
y sus suaves latidos
lo arrancaste de ti;
por el sólo anhelo
de conservar la efímera forma
de tus curvas voluptuosas.

Y no tuviste piedad
de aquel hijo inocente,
que en tu vientre empezaba a latir.
Y le negaste para siempre
tu regazo de madre
y la caricia de tus besos de miel.

Nunca sabrás que regalo traía
en sus pequeñas manos,
ni rodearán jamás tu cuello
sus bracitos pequeños.
Porque lo arrojaste de tu seno,
y regresó por la ruta azul
de los angelitos buenos
como un pájaro aturdido
a contarle a Dios
que anhelaba tu regazo
y que tú le negaste
tu maternal amparo.

Pero, oh mujer,
pasarán los años
y verás caer la flor de tu juventud,
y el cuerpo que tanto apreciaste
se tornará fláccido
y las arrugas marcarán tu frente
y las canas poblarán tus sienes,
porque habrás llegado a la senectud.

Pero jamás olvidarás a aquel hijo
cuando veas el rostro de algún niño,
y serán vanas las lágrimas
que derrames por el camino;

porque habrá llegado tu vejez
y te temblarán las manos
y serán frágiles tus pasos;
y entonces muy tarde comprenderás
que te hace falta ese hijo
y el apoyo amoroso de su brazo.

INGRID ZETTERBERG


miércoles, 9 de febrero de 2022

Adiós verano

 


ADIÓS VERANO

Verano, te digo adiós. Mientras danzan
las hojas en los árboles,
y se estremecen al sol;
pero tú llegas tardío 
y me dueles en el alma.

Y pasarás por mis ventanas
dejando tu estela de oro
y el hervor de la vida en ellas
como un incendio de belleza y color.
Verano humilde, debo dejarte solo.

Allá en Enero tengo un clavel amargo
que te ofrendo desde mi huerto
para que lo endulces
con el agua clara de tus manos.

Pero si el clavel en secreto desmayara
entiérralo en el sepulcro de tu regazo.
Verano, seca tus lágrimas
que ya aletean los cuervos
en las blancas lápidas
porque tú has llegado tarde,
y me dueles en lo hondo del alma.

Verano, ya me voy. En un recodo del tiempo
aún quedará un clavel
mecido por el silencio.

INGRID ZETTERBERG

martes, 8 de febrero de 2022

Setenta años después


SETENTA AÑOS DESPUÉS

¡Qué fácil es 
escribir estas líneas
setenta años después!
y mirar
desde el otro extremo
de la vida
el horror del ayer.

Pero qué difícil es
expresar en débiles versos
la mueca en sus ojos,
y el precario vestido gris
que cubría sus huesos.

Asimilé ese dolor
en un sollozo,
y pregunté amargamente:
¿Porqué?
¿Porqué los golpes de Dios
hasta el alma vencida?
¿Porqué la hambruna silente
en sus ojos
que presagiaban la muerte?

Su soledad es la mía
aún en la distancia y el tiempo.
Su dolor me llega profundo y eterno
y el horror que consume su carne
en orfandad y en silencio.

Hoy quisiera haber sido
ave pasajera en su destino
y en mis sueños delirantes
voy saciando su sed
y su hambre.
Hoy quisiera haber pasado
por su áspero camino
y haberle ofrecido mi abrazo
para mitigar su martirio.

INGRID ZETTERBERG

Poema inspirado
en una mujer hambrienta
del ghetto de Varsovia



 

La felicidad se fue

  LA FELICIDAD SE FUE Me he asomado a un sol de melancolía, en esta ventana vespertina que ha mirado mis lágrimas. La felicidad se ha ido de...