CANTO DE DESPEDIDA
Ya nadie habla de la niña del cántaro,
yo besé sus manitas de piedra fría,
su soledad de campos olvidados.
Ella era un poema de campanas,
abandonada entre el polvo de los días,
la lluvia rociaba su alma helada
y el tren al pasar le echaba su oscuro vaho.
Niña cincelada entre los campos,
se derramaron sobre ti los años.
Cuenta la historia que hace muchas décadas
tú amabas y reías.
Recogías agua en el pozo del poblado
y jugabas con otras niñas.
Pero dicen las lenguas que una mañana
un tren arrasó con tu débil cuerpo de nácar
al cruzar la vía.
Y en tu nombre te erigió eterna
un compadecido artista.
Desde entonces en su vaivén de brisas
sólo las flores
te entonaron un canto de despedida.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario
"El vuelo de las golondrinas"
Derechos reservados
Nota: Este poema me lo inspiró un sueño que tuve hace algunas noches. Y me lo destacaron en el foro
"Labradores de poesía"