EL DOLOR OCULTO
Yo tengo un dolor
que me ha encadenado,
que sutilmente
duerme agazapado
a los pies de mi alma.
Lo veo en el espejo.
Siempre me está mirando.
Cuando entro en la soledad,
me tropiezo con su letargo.
Llevo este dolor
como un grito enmudecido,
sordo, lento,
como un aullido prolongado.
Es un dolor
que me ahoga
en sus llagas,
es apagado clamor,
es un dolor que me traga.
Como un secreto lazo
a mi alma está amarrado,
cual trágico zarpazo.
Llevo este dolor inmortal,
escondido, terco, insano.
¡Y está
como un extraño mal
este dolor eterno
y sobrehumano!
INGRID ZETTERBERG
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