ECOS AUSENTES
Se han ido acabando
los ecos sonoros
de las distantes piedras
en los charcos que abandonó
la lluvia.
Se fue secando
el agua matutina
que goteaba del tejado,
donde escondidos
anidaban
pequeños pajarillos.
Se ha ido yendo
junto a mi vida,
la voz que jugaba
en las ventanas,
y era mía.
INGRID ZETTERBERG
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