SENDA EXTRAVIADA
Saber que ya no quedan caminos
para llegar hasta tu puerta,
en este invierno interminable
en que los versos se congelan.
Saber que se perdió la senda
que conduce hasta tus manos,
y solitaria en la banca del parque
fatalmente te recuerdo.
Esperabas tras las sombras de la tarde
mi llegada hasta tus brazos.
Pero las aves del tiempo han volado
y se llevaron las horas fugaces.
Esperabas con ansiosa expectación
oir en la escalera el susurro de mis pasos,
y ver llegar en mi voz y mis miradas,
las flores de mi dolido corazón.
Nos hemos quedado en soledad
y como dos almas perdidas
nos extraviamos de la ruta
que unía nuestras vidas.
INGRID ZETTERBERG
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