EL NAUFRAGIO
En medio del mundo hostil
que te rodea
como ondulantes aguas del mar
que no para,
con manos temblorosas
te aferras a esa madera,
símbolo de la cruz de Cristo;
tu salvación, tu meta
en los restos del destino.
Niña en tus ojos
la profundidad del mar
e inocencia en tus ojos,
la vida ya te ha golpeado
con su cruel indiferencia,
con los tragos amargos
que da de beber a la pobreza.
boca de caracol,
mi dulce pequeño
no esperes ningún favor de este mundo,
aunque seas sacudido por el mal en la tierra.
te veo en tus brazos
la palabra de Dios,
no os separéis de ella;
que aunque te pique el dolor
será tu panacea.
INGRID ZETTERBERG
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